lunes, 14 de julio de 2014

Del mismo libro anterior, por aquellos entonces, he aquí otro poema:

SI ALGÚN DÍA LLEGAS A MI TIERRA
no te quedes en las nubes, baja,
baja donde la ciudad expone sus últimos coletazos,
y mira, mira el surco de la tierra en los rostros,
el callo,
y toda la otra luz que no parece cierta.

Intenta comprender
por qué donde parece risa
pueden crecer despojos de la flor,
flores tan vivamente muertas.

Moja tus zapatos en las callejas
y aprende que la lluvia
es un sudor sin fruto en muchas ocasiones,
hasta que la mano, tu mano,
se sepa necesaria
en este empuje contra la niebla
que tapona los labios
y enturbia la mirada,
que loda los oídos con ilusiones falsas.

Ya ves,
si pasas por mi tierra,
no la creas como la pinta el sol,
sino como la vean tus ojos
cuando recorras su último rincón.

                                Carlos Alcaide Romero