miércoles, 28 de abril de 2010

TRES RECUADROS

He aquí los dos primeros, el último es cosa tuya. Estoy elaborando el tercero yo también, y puede que si no lo escribís vosotros, algún día lo "cuelgue". De momento, no. Ten en cuenta que el comienzo ha de ser el mismo, el principio de La metamorfosis, de Kafka. A partir de ahí, eres libre de ir por donde quieras. ¿Miedo, tal vez?
Espero, además, vuestros comentarios al blog y a los textos que aparecen en él.


I
A KAFKA

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto; es decir, ya sabes quien soy yo, desde entonces, Franz.


II
NATURALMENTE

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. A la mañana siguiente, tras una noche apacible, Estefanía Gomgrobich se despertó convertida en una espantosa rana. No mucho después naciste tú, y padeces insomnio, sempiterna serpiente del jardín del Edén.

Carlos Alcaide Romero

lunes, 12 de abril de 2010

Memoria histórica

Otro ejercicio posible es ver una película, documental en nuestro caso, Los caminos de la memoria, en la que participó nuestro instituto, y que fue proyectada hace unos días en el Teatro-Auditorio Federico García Lorca, en un acto espléndido, organizado por el Departamento de Humanidades. Todo lo dicho, visto y oído, debe darnos pies y manos para poner en marcha nuestro cerebro y escribir algo. De los dos textos que surgieron en mi caso, he aquí uno de ellos, mejorable desde luego, o empeorable, si así lo estimaseis conveniente. Espero que os animéis y aportéis vuestros textos o comentarios.


MEMORIA HISTÓRICA
I
(danza inconclusa)

En las lindes del camino
aún hay huesos y destinos
que no saben quiénes son.

En los días que se fueron
y en los que están por venir
aún hay huesos y destinos
que no tienen su lugar.

En las lindes del camino
aún hay huesos y destinos
que quisieran ser quien son.

En las horas venideras
acortemos las esperas
y giremos en la esfera
en que todos todos son
un nombre y una canción
en un digno panteón.

Carlos Alcaide Romero