viernes, 19 de marzo de 2010

Encuentro 2: LA LLAMADA.

Es Gustavo, ¿sabéis? Gustavo es quien ha vuelto a despertar y a poner en funcionamiento este blog al pedirme el segundo texto de DOS ENCUENTROS, que aparece más abajo. Si queréis, especialmente tú, Gustavo, podéis hacer algún comentario o añadir algún otro "encuentro". A lo mejor, después de esto, hincha sus vientos esta balsa y acaba siendo puerto franco. ¿Quién sabe?

Encuentro 2: LA LLAMADA.

Al abrir la puerta me he dado cuenta de que he sido yo el que estaba al otro lado. Que pueda parecer mentira no tiene más importancia que la que le queramos dar, ya que es la primera vez que me ocurre esto. Al dirigirle la palabra y saber fehacientemente que era yo el que me había equivocado de piso, él entró para que saliese yo en busca del que al cabo de un tiempo repitiera la operación, como así fue, para certificar lo irremediable. Y así, desde ese mismo atardecer amaneció nublado, sin más sol, y no encontré espejo capaz de multiplicar una vez más este juego de ausencias, por lo que ahora llamas todos los días y a todas horas sin que haya quien pueda abrirte. Pues bien, puesto que todo lo anterior ha sucedido en este preciso instante, y es innegablemente real, al abrir de nuevo me he dado cuenta de que he sido yo el que seguía al otro lado y de que al intentar traspasar el umbral un cortocircuito me ha dejado en negro frente a la verdad. Lo demás, qué importa, y qué falta hace.

Carlos Alcaide Romero