viernes, 24 de abril de 2015

Y, ahora, otro poema más de aquel libro inicial. En concreto, el último.

A PESAR DE TODO LA PALABRA ES NUESTRA
por más balazos que la traspasen,
por más espinas que la hagan sangrar.

Nuestra palabra,
como un jarro de agua fresca,
siempre abierta a la verdad,
hasta que el odio
muera de tanto odiarse,
y los pedestales de la desfachatez,
que ahogan como montañas sin cielo,
den paso a lo sencillo
del abrazo que se comparte.

Nuestra palabra hecha paz,
sin fusiles ni bofetadas,
la paz que por sí sola
brote como las flores,
la paz que por sí misma
no necesite armas.

Carlos Alcaide Romero.

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