sábado, 12 de junio de 2010

JUBILACIÓN

Con motivo de su jubilación, Mery me ha pedido que le escriba un poema. Escribámoslo. Os invito también a vosotros a que olvidéis la pereza y a que, antes de acabar el curso, escribáis algún texto o algún comentario y lo incluyáis en el blog.


A MERY

Es hora de ir,
no ya de venir,
vivir por vivir
en otra canción
sin tiempo y lugar.

Se nos viene el tiempo,
también se nos va
una y otra vez
en mirar atrás.

Es hora ahora
de sacarlo pues
sólo a pasear:
de la mano, tú;
los demás, ni hablar.

Se nos viene el tiempo,
se nos va en verdad
en ti y en nosotros
con rostro y edad.

Es hora de ir,
no ya de venir,
vivir por vivir,
ser impuntual
y saber gozar
fuera del reloj
que en lo habitual
nos llegó a esposar.

Carlos Alcaide Romero.

1 comentario:

  1. ¡Buenas tardes don Carlos!
    Qué decir de un poema tan profundo... En lo que a mí se refiere, queda aún lejano... Y sin embargo es cierto que el tiempo pasa, y ya estoy empezando a no darme cuenta. En fin, ánimo con el blog, que a muchos como a Mery les gustará que les dediques alguna que otra cosa por aquí. De todas formas, te dejo un poema que yo mismo compuse para que tú mismo lo valores:

    Te daría un millón de claveles


    Ojalá estuvieras aquí, a mi lado
    Para no tener que escribir estos versos.
    Ojalá estuvieras aquí, esta noche
    Para escuchar cada letra que siento.


    Te daría un millón de claveles
    Uno por cada pensamiento
    La mitad por una mirada
    Y mi alma por cada beso.


    Decírtelo todo, sin decirte nada.
    Hablar contigo a través de sueños.
    Contarte que desde hoy, hasta siempre,
    En noches como ésta, te echaré de menos.


    Todo por una caricia
    Todo por otro segundo
    Te daría toda mi vida, vida mía,
    Por un segundo más siendo tuyo.


    ¿Qué escondes tras esa sonrisa?
    ¿Acaso un último “te quiero”?
    ¿No te das cuenta que ya eres mía?


    Que por siempre a tu lado me quedo,
    Esa fue siempre la razón de mi vida,
    Y siempre tú, la razón de mis besos.


    Te daría un millón de claveles,
    Y cada clavel, sería un “te quiero”.

    ResponderEliminar